18.11.09


Así fue todo: cada uno para su lugar
y sin recordar las huellas de nuestros pasos
así fue cayendo el último día y sus lunas y luces
algo de recuerdo que estallaba en la última alegoría de la palabra
y nada más que abrazar

aquellos días en que sentimos que era el último
y que nos acostamos pensando en cómo abrazar nuevamente
en el próximo momento en que repitiríamos las bellas palabras
y entonaríamos las canciones que nos unían
y esos momentos silencios que nos hacían comprender
cuán valientes éramos al rechazar a la historia
como el único espacio de lo que somos
y abríamos todas nuestras manos
encontrando en ellas lo que realmente nos componía
lo que nos volvía a la infancia
a las piedras a los juegos a las sonrisas
aquellos días de árboles en movimiento
y gritos de niños
de pequeñeces y de libertad
esos momentos que se van
y que hoy ya son parte de la nada
que inundan el vacío
con el rencor de no encontrarnos nuevamente

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