12.8.07


Este texto es una reflexión que hice luego de que se bajaron los colegios en toma el año pasado y nos preparábamos para comenzar la segunda tanda de movilizaciones. Nunca lo subí a ningún lugar ni tampoco lo mandé a algún diario, pero tenía la intención de publicarlo en El Mostrador. He aquí mi postura sobre el Movimiento Secundario:



El Movimiento Secundario. Segunda presentación en el país.

Una postura radical en democracia.

Chile se prepara para la segunda parte de las movilizaciones nacionales, donde al parecer las posturas de nosotros a través de cada una de las asambleas se han endurecido en demasía, en que la lógica de la lucha se ha envuelto en una inconsciencia del contexto en que nos presentamos: la obvia presencia de los medios de comunicación y la formación que estos conllevan a la opinión pública de la sociedad.

Tenemos la oportunidad de generar el debate en cada hogar y en cada espacio donde haya una conciencia, donde exista un diálogo fraterno, en los colegios y en las calles, pero, chocamos con la cegada iniciativa que intentamos dar para volver a marchar. Me pregunto ¿son los mismos anhelos los que mueven a los secundarios? Espero que sí, aquí no se trata de derrocar un gobierno o desestabilizar lo estructurado, aquí se está pidiendo justicia, educación de “calidad”, pública y gratuita. Qué más radical que demandar nuestros derechos.

Estamos a pasos del primer informe del “Consejo Asesor”, y tenemos claro que su funcionamiento y sus logros podrían ser en vanos, como
le sucedió a la comisión Boeninger que fue desechada por todo el espectro político con representación en el senado, sin embargo, debemos hacer la lectura de tomar esta inoperancia de la comisión en pro de las movilizaciones, como fundamentación clara para que el estudiantado tenga la posibilidad de poder demostrar el descontento por las medidas tomadas por el gobierno, pero jamás con la intención de bajarse de este Consejo, pues el resultado sería que nuestra lucha ha perdido un frente claro, un lugar estratégico para seguir generando controversia en la opinión pública.

Mi postura es clara y está dentro de los marcos lógicos de una lucha radical, constante y en miras de lo mejor para el movimiento secundario. Combatir desde las oportunidades, vagas o no, que se dan desde el oficialismo y generar otros espacios de discusión, ya sean el senado de estudiantes y/o instancias triestamentales con los actores de la educación, sin dejar de lado a todo el espectro social ya que cada uno de los actores del país quieren dejar su idea en la educación que desean para Chile.

Con estos pasos, presencia en la comisión y en la generación de otras instancias de discusión, más un movimiento secundario que trabaja en las calles, que presiona al gobierno, que demuestra que el estudiantado está presente, formaremos, reconstruiremos en la sociedad la fuerza de nuestro cambio y daremos a (re)conocer nuestro ideal máximo, la derogación de la LOCE.

La presencia de los medios de comunicación en nuestra existencia como movimiento es trascendental, genera los puntos más altos de nuestra aceptación en la gente, como así también las peores percepciones que se dieron hacía las movilizaciones, por eso creo que debemos entender la conducta que estos medios tienen y cómo llevarlos a favor de nuestros ideales, por ejemplo, la marcha de Maipú, que además es el punto de inicio de la segunda ola de manifestaciones secundarias, sólo hicieron deslegitimar nuestros propósitos, generando en la gente un aire de “no” esperar más de los secundarios y sus “atrocidades”. No se trata de estar subyugados a lo que digan o no digan los medios de comunicación, pero sí que nosotros tengamos la capacidad de leer nuestro contexto, de manejar adecuadamente nuestras acciones y de maniobrar estrategias para tomar las herramientas que el capitalismo ocupa para la opresión del pueblo en pro de nuestra lucha por la educación.

La generación de contra-información es otro punto que se repite, si hacemos un análisis breve de cómo vive el sujeto en la sociedad comprenderemos que la eficacia de una contra-información ligada a los boletines sería de un valor muy poco significativo, lo digo por lo siguiente: Se ha planteado la situación de entregar boletines e informativos en las estaciones del Metro, en la hora que hay más concurrencia de público, donde se llegaría a gran parte de la población metropolitana, pero, ¿qué se lee en este país? No se han preguntado los compañeros que dieron esta iniciativa, y que sin duda encuentro que es buena, pero que tiene un punto desfavorable significativo, que la ciudad vive a un ritmo veloz, donde la lectura de la mañana es un “Publimetro” que tiene la información del día anterior muy sintetizada, pequeñas noticias que no entregan más allá del título y una pequeña reseña. Por esto mismo creo que la posibilidad de generar una contra-información de boletines extensos y de información muy áspera, no llegará a la gran mayoría que uno espera. No me cierro de ningún modo a la posibilidad de buscar otros modos de contra-información, pero hay que tener claro que el génesis del conocimiento de la población de nuestra lucha también se dio por la leve información que se dan en estos matutinos, por lo que se escuchó en la radio o en la noticia de la televisión. Se debe tener como secundarios, lo recalco nuevamente, una lectura real de la sociedad y de su conformación, sino, lamentablemente estaremos sumidos en la decadencia. Por esto último, es de relevancia total la unión a otros cuadros de expresión social, a otros movimientos sindicales que demandan sus propios petitorios de cara al país, pues la conformación de un gran movimiento social que aglutine las quejas de todos los sectores generará una gran fuerza que le dará un muy buen repunte a favor de nuestros temas y los de los otros compañeros que luchan en la opinión pública general. Es un tema al cual me aferro pero que es de más profundización que de este texto.

Por último, debo recalcar la necesidad de no bajarse del Consejo asesor. Como lo dije antes, es un lugar estratégico, que quizás en él no se planteen los temas más relevantes para nosotros, pero sí es un espacio en que se focalizan las miradas de los medios, una parte de nuestro triunfo y una acción como tal deslegitimaría el movimiento y su accionar durante el año entero. Otro planteamiento podría haberse dado, en esa fría noche de junio, cuando Michelle Bachelet se dirigió al país y puso en el tapete el Consejo Asesor para la educación, hubiéramos reaccionado comprendiendo que éste generaría la dilatación del movimiento alejándose de una real opción de cambio como queremos nosotros, pero el problema es que de eso ya 3 meses y a este barco ya estamos ligados. Pero sí, está la opción de movilizarnos, de hacerlo para pedir que el consejo sea más óptimo con nuestras iniciativas como estudiantes, ocuparlo como fundamentación para ejercer presión, esa sí es una postura radical en democracia, una postura que desea la derogación de la LOCE pero con la inteligencia y la frialdad de comprender la sociedad y entender que ésta no sólo se genera de esta masa de educandos sino de millares de actores que ven y ansían que tomemos la mejor medida en pro de una educación para todos, una educación laica, pública y gratuita, en democracia.

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